Adriana Casillas, CEO y cofundadora de Tebrio: “Nuestra presencia en la Junta Directiva aportará una nueva perspectiva de lo que es la biotecnología”
Con motivo de su nombramiento como Vocal de la Junta Directiva de AseBio, Casillas analiza los desafíos a los que se enfrentan la biotecnología y el sector agroalimentario.
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Adriana Casillas, CEO y cofundadora de Tebrio, ha sido nombrada recientemente Vocal de la Junta Directiva de AseBio, responsable de supervisar el día a día de la asociación.
Tebrio es una compañía española creada en 2014 centrada en la cría y transformación industrial del insecto Tenebrio molitor. Un trabajo que desarrolla mediante la comercialización de materias primas premium con una alta calidad para los sectores de la alimentación. La compañía también comercializa productos derivados con diferentes aplicaciones industriales en sectores de la nutrición vegetal, así como otros usos industriales.
Adriana explica que afronta “con mucha ilusión y con muchas ganas” este nombramiento sobre el que destaca que es “una oportunidad para visibilizar las necesidades de la industria agroalimentaria, clave en el desarrollo global”. Casillas considera que formar parte de la Junta Directiva de AseBio posibilitará aportar una “nueva perspectiva de lo que es la biotecnología”, ya que “muchas veces se identifica sólo con actividades médicas o farmacéuticas”. La CEO y cofundadora de Tebrio valora esta nueva etapa y analiza la situación del sector ‘biotech’ y agroalimentario en la siguiente entrevista.
AseBio. ¿Cómo afrontas tu nombramiento como vocal de la Junta Directiva de AseBio? ¿Qué esperas?
Adriana Casillas. Lo afronto con mucha ilusión y con muchas ganas. AseBio es la asociación de referencia para cualquier empresa de base biotecnológica que opere en España, y un punto de encuentro ineludible para todos los miembros de un sector que cada vez tendrá más peso en infinidad de campos, como el agroalimentario.
Hoy en día no podemos hacer nada solos. No tendría ningún sentido, porque de alguna manera nuestras actividades están siempre interconectadas. Y eso, lejos de ser un inconveniente, yo lo percibo como una ventaja.
Tenemos mucho trabajo por delante y el tejido asociativo de AseBio nos ofrece un marco idóneo para encarar desafíos que nos afectan a todos. Lo que espero es que juntos podamos encontrar soluciones a retos comunes, reforzar la interlocución con las instituciones públicas y los organismos reguladores, y promover un entorno aún más favorable para el desarrollo de nuestras actividades y de todos los socios.
AseBio. ¿Qué supone para Tebrio formar parte de la Junta Directiva de AseBio?
Adriana Casillas. Un gran honor y una oportunidad para visibilizar las necesidades de una industria, la agroalimentaria, que es clave para el desarrollo global, ya que forma parte de la propia base de la vida.
Al mismo tiempo, creo que nuestra presencia en la Junta Directiva aportará una nueva perspectiva de lo que es la biotecnología, un sector que muchas veces se identifica sólo con las actividades médicas o farmacéuticas, cuando en realidad no es así, puesto que tiene aplicaciones en un sinfín de campos. Y muchas veces, lo que se consigue en uno de ellos, también se puede extrapolar a otro o abre un camino nuevo en otra disciplina.
AseBio. ¿Cuáles son los principales retos a los que se enfrenta el binomio formado por biotecnología y el sector agroalimentario?
Adriana Casillas. La biotecnología juega ya un papel muy importante en el sector agroalimentario y su aportación va a ser cada vez más necesaria. Estamos en un momento decisivo, no sólo por la carestía de alimentos a la que nos enfrentamos, sino porque la situación medioambiental que atravesamos va a hacer muy difícil para el sector agropecuario seguir produciendo materias primas como lo ha estado haciendo hasta ahora.
La biotecnología nos aporta herramientas muy valiosas para mejorar la productividad, la calidad y la sostenibilidad de la producción de alimentos. Y nos va a permitir adaptarnos mejor al cambio climático, además de ofrecernos nuevas fuentes de suministro que serán trascendentales.
Nos enfrentamos a varios retos, como pueden ser la aceptación pública, ya que todos los avances, más aún cuando hablamos de alimentación, generan un rechazo inicial que tendremos que vencer.
Además, está el desafío normativo. La biotecnología agrícola y ganadera se enfrenta a una regulación compleja que hay que adaptar, porque la ciencia siempre va por delante de la legislación. Y encontrar el encaje puede llevar tiempo y dificultar la entrada en el mercado de innovaciones que, una vez adoptadas, podrían abrirnos nuevos horizontes y ofrecernos soluciones a problemas que no vamos a poder esquivar de otra manera.
De esto último dependen en buena medida las inversiones que tan necesarias son para seguir avanzando en nuevas líneas de investigación. Hacen falta más recursos públicos y privados que democraticen la utilización de ciertas tecnologías y nos permitan descubrir otras nuevas, porque estamos trabajando en un campo de una extrema complejidad.
Todos estos retos requieren un enfoque multidisciplinar que combine ciencia, regulación y la participación pública que a su vez anime también a la financiación privada.