“En España se hace buena ciencia, pero no sabemos venderla”, advierten expertos
La Universidad de Navarra y AseBio organizan en Madrid una mesa redonda sobre los retos de las start-ups en el sector Farma-Biotech, y presentan el programa Start-Pharm para ayudar en su planificación y financiación.

El pasado jueves 30 de enero la Universidad de Navarra, en colaboración con AseBio, organizaba en su sede de Madrid la mesa redonda titulada “Barreras a la innovación: retos de las start-ups en el sector Farma-Biotech”, para presentar el programa Start-Pharm (Diploma Experto en Planificación y Financiación de Start-Ups Pharma-Biotech). Este tiene como objetivo ayudar a las start-ups en el desarrollo y afianzamiento de aspectos relacionados con sus modelos de negocio.
Bajo la moderación de la directora del programa, Esperanza Regueras; Ion Arocena, director general de AseBio; Elena Rivas, CEO de Arrays for Cell Nanodevices; y Santiago Lozano, director de fondos de Clave Capital, han analizado los desafíos a los que se enfrentan las start-ups de estos sectores a la hora de desarrollar sus modelos de negocio.
Las start-ups originaron en 2023 el 56% de los nuevos medicamentos comercializados. Una cifra que en el año 2021 llegó a representar hasta el 70%. Según IQVIA, en torno al 72% de los productos en fase avanzada de desarrollo se encuentra en manos de las start-ups, y estás están llevando a cabo dos tercios de los estudios clínicos que actualmente se encuentran en marcha. A pesar de estos datos, se estima que el 90% de las start-ups que nacen en estos sectores fracasan por problemas como la generación de conocimiento de mercado; cómo crear una propuesta de valor diferencial; potenciar el conocimiento y las habilidades de negocio del equipo emprendedor; la optimización de la gestión de los recursos y la organización de procesos; así como el abordaje de forma profesional de los procesos de búsqueda de financiación.
Ciencia sólida y en conexión con las demandas de la industria
Regueras ha señalado que “las start-ups que cuentan con un equipo combinado de profesionales científicos y de negocio consiguen hasta 1,7 veces más inversión de media cada año”. Además, las start-ups que son invertidas por Venture Capital consiguen 6,5 veces más de inversión media por año. En este escenario Lozano enfatizaba en la importancia “de la confluencia de la ciencia y el dato”.
“Es fundamental tener una ciencia sólida y estar en conexión con lo que la industria está demandando. Hay que hacer productos que luego el mercado vaya a consumir por lo que es vital analizar el mercado para saber qué se está haciendo”, señalaba Lozano. Añadía, además, que es crucial ser conscientes de que lo que vamos a generar tiene que ser rentable, “entendiendo la rentabilidad de un producto en términos de ser sostenible en el tiempo”.
Elena Rivas afirmaba que “el business plan es muy importante cuando conviertes algo intangible en tangible, debe ser una hoja de ruta a seguir”. Rivas compartía su experiencia indicando que “en España se hace buena ciencia y tenemos muy buenos científicos, pero no sabemos venderlo”. En este sentido incidía en que a la hora de conseguir inversión como start-up “el principal problema que tenemos es que no contar un plan de financiación. Hay que utilizar todos los recursos que tenemos a nuestra disposición para conseguir financiación, especialmente en las primeras etapas”.
La mayoría de las empresas biotecnológicas son pymes y micropymes que no disponen de productos en el mercado y, por tanto, no generan los recursos para poder financiar sus actividades. Debido a ello, el acceso a la financiación externa es clave para el desarrollo del ecosistema biotecnológico. Hablamos de compañías que operan en mercados muy regulados y complejos. Como consecuencia, las innovaciones biotecnológicas se caracterizan por largos ciclos, la necesidad de volúmenes significativos de inversión y un alto riesgo.
Necesidad de un ecosistema que comprenda el modelo de negocio de las start-ups farma-biotech
En este contexto Rivas explicaba que “un inversor europeo o español, lo primero en lo que se fija, es en el potencial tractor de la rentabilidad del proyecto, pero estos proyectos no generan dinero en los primeros cinco años. Motivo por el que tenemos que pensar cómo crear un ecosistema sólido entre todos los agentes para que se entienda nuestro modelo de negocio”.
La importancia del talento en todo este proceso también ha sido uno de los temas de debate. Arocena, aludiendo al estudio “Perfiles profesionales en el sector biotech”, elaborado por AseBio, ha compartido algunas de sus principales conclusiones que ayudan a comprender mejor el ecosistema. El estudio ha hallado un desajuste entre la formación académica y las necesidades empresariales, así como dificultades a la hora de encontrar perfiles especializados. Arocena ha argumentado además que las empresas “valoran altamente las habilidades blandas”.
En base al referido estudio se requiere una revisión y actualización de los planes de estudio para satisfacer las demandas del mercado, así como fortalecer la colaboración entre academia e industria.
Finalizada la mesa redonda AseBio y la Universidad de Navarra han procedido a la firma de un convenio para que las empresas y entidades socias de AseBio puedan beneficiarse de un 25% de descuento en el programa Start-Pharm.